lunes, 11 de junio de 2012

Capítulo 7 El y yo cencurado

Para no causar problemas censuré el capítulo, las ultimas imagenes no estarán igual que el texto en si ;)

Ahí estaba el observándome como un niño viendo a su madre, una ilusión estaba en sus ojos, en sus ojos se podía ver aquellas ganas de abrazarme como si fuera un gran peluche. Mi corazón sonaba cada vez más, mi sangre corría cada vez más rápida, como el agua que pasa por el rio intentando buscar una inclinación para correr más rápido, pero no podía decir mi nombre real enfrente de él y menos dejar mi entrevista, así que guarde la calma, respiré profundo y me enfrente a él.





-Sofía, sabía que te encontraría, amor estaba preocupado por ti, pensé que esos malditos te habían hecho daño, pero veo que estas bien- dijo el intentándome abrazar-.


-Perdone mi nombre es Carla García, creo que me ah confundido, yo nunca lo he visto a usted- mi corazón se rompió en dos al decir aquella frase-.


-Pero amor, soy Fernando no me hagas esto, por favor Sofía date cuenta- Esas palabras irían mi corazón, pero tenía que ser fuerte-.


-Como ya le dije mi nombre es Carla, si desea hablar conmigo espéreme afuera-.


-Está bien…


El salió mientras que yo le daba la espalda, un frio recorrió mi cuerpo, quería salir detrás de él y besarlo, decirle lo mucho que lo extrañaba, pero debía comportarme.





La señora Adela me pidió que tomara asiento, la presencia de Fernando en el lugar no me dejaba pensar bien, mis piernas temblaban, mi corazón se aceleraba y Adela solo me observaba.


-Bueno niña, creo que ya te has presentado, Carla García, ¿qué es lo que necesitas?- dijo ella amablemente-.


-Vengo por parte de Luis, el me ah mandado, soy muy buena en estas cosas del diseño y estudio economía, por lo cual puedo ayudar con cualquier cosa administrativa o de gastos de la empresa- dije perdiendo el miedo a un rechazo-.


-Ya no digas más, Luis se encargo de mandar tu curriculum, muy bueno por cierto, eres una economista, administradora y de paso chef, estas contratada, preséntate desde la semana que viene, de Lunes a viernes de 1 a 10 de la noche es tu horario, la condición es vestir bien- dijo ella viendo mi atuendo-.


-Gracias, es un honor formar parte de esta empresa. No los defraudaré- dije sonriéndole-


-Eso espero Carla o harás quedar mal a Luis.





Termine de conversar con Adela la cual me dijo todo lo que aria en la tienda, y mi estúpida paga, pero no podía pedir más, mi trabajo consistía en diseñar y decorar los accesorios de las modelos así como recomendar ropa en el lugar, un trabajo difícil, para una principiante y sobre todo una niñata de 21 años con un sentido de la moda de lo más pésimo que se pueden imaginar. Tenía dos días para comprar mi ropa y presentarme a trabajar, así como estar con Fernando.





Chris, Alicia, Isabel y Marco me esperaban en el lugar, en el fondo estaba Fernando observándome, no sabía a dónde ir, no sabía si ellos sabían algo sobre Fernando.





Fernando se me acerco, pero no le dio tiempo de hablar antes de que mis compañeros llegaran, su indiferencia se mostro delante de ellos, parecía que los reconocían pero ellos a él no así que guardo la calma antes de hacer cualquier estupidez.







-¿Cómo te fue?, veo que por tu expresión un poco mal- Dijo Isabel tirando una miradita indiferente a Fernando- bueno bueno, me imagino que tienes el trabajo ¿o no es así?


-Claro que lo tengo, el inconveniente es que debo comprarme ropa y todo lo necesario para comenzar a trabajar el lunes- dije intentando cortar la conversación y pasar al punto que quería, Fernando-.


-Bueno, por la ropa no te preocupes cielo, aquí nos tienes a nosotras que te ayudaremos a comprar muchas cosillas para que vengas de lo más hermosa, no como esa mujerzuela que atiende- dijo Alicia echando una risita burlona-.





Mis compañeros me señalaron la salida, nos debíamos ir, ya que necesitaba hacer mis comprar, pero no podía irme sin antes despedirme de Fernando así que les pedí que me esperaran afuera que tenía otro asuntillo que resolver, y ahí fue como ellos se dieron cuenta de la presencia de aquel vampiro. Todo salió bien ellos decidieron esperarme afuera.


-¿Piensas irte sin antes aclarar todo conmigo?- dijo Fernando frunciendo el seño-.


-No Fernando, pero tú no deberías estar aquí…- el me echo una miradilla que me calló al instante-.


-No me podía alejar de lo que deseo, tu eres esa cosa que me hace estar vivo en el fondo de mi ser- Dijo el abrazándome fuerte-.


-Pero… Pero… Fernando necesito irme con ellos, o pueden sospechar de algo malo entre nosotros dos, mejor nos vemos en la noche, a las 8 en este mismo lugar, así podemos pasar la noche juntos como siempre lo he deseado desde la primera vez que te vi- que andaba diciendo, me estaba insinuado a todo menos a solo vernos, mis palabras retumbaban en mi mente, quería estar con el de una forma intima y nada me lo impediría-.





Fernando me dio la razón y se marcho con una indiferencia grande, ni un adiós me dio, por lo menos un beso en la frente, pero no, Fernando como siempre un frio indiferente con los sentimientos de una pobre niñata intentado amarlo. Salí pero sin antes echarle esa miradita a la recesionista de “muerte perra”.







Ellos por su parte solo observaban a Fernando irse por la carretera a gran velocidad, ya se habían dado cuenta de que era él.


-Así que un asuntillo, dime que no te ha gustado ese vampiro…- Dijo Chris apanadamente- no, que estoy diciendo si eso a mí no me importa…- se sonrojo-.


-Mejor vámonos antes que Chris comience a decir más incoherencias estúpidas por su hocico- dijo Alicia con un tono cortante y odioso-.


-Ya, dejemos de molestarnos entre nosotros que para eso vamos a un bar, ¿Isabel a donde llevaremos a la pequeña Carla a comprar sus cosas?- dijo Marco viendo a su amada con esos ojos picarones.







Caminamos al coche mientras Isabel pensaba el lugar indicado para alguien como yo, porque aparte de comprar muebles compraríamos ropa para mi trabajo así que tenía que tener buen gusto.


-¡Ya se!, iremos a “Hostin Fun”, esa tienda de primera en el centro, pero aparte es barata y hay ropa y cosillas muy lindas, y de paso nos llevan las cosas al departamento- Dijo Isabel mientras se montaba en el vehículo-.


Llegamos al lugar, no era de lo mejor su fachada y no podía compararlo con mi trabajo, pero bueno no me podía quejar, en su interior había tantas cosas lindas que si pudiera comprará la tienda. Lo primero que hicimos fue comprarme la ropa, era prioridad en todo esto, me compraron dos vestidos hermosos, y algunas que otra cosilla para mi ropero personal. Por fin iríamos a la decoración, por lo tanto compré alguna pintura para las paredes así como todo lo necesario para mí, y todo se fue a la cuenta de oro de Isabel que pagaba encantada.





-Miren qué hora es y nosotras debemos de terminar algunos cuadros para el museo, bueno el camión de las cosillas de Carla se ha ido así que nosotros debemos llegar antes de que él- dijo Isabel cogiendo las bolsas de mi ropa y echándolas al carro rápido-.


-Me toca manejar a mi así que abróchense los cinturones que yo soy una corredora profesional- dijo Alicia mientras prendía el carro-.


A la velocidad que íbamos llegamos en 10 minutos al departamento, Alicia maneja de lo más rápido y se va tragando todas las luces que se encuentra por el camino, por lo que veo le gustan las emociones fuertes, lo cual yo detesto. Pero claro comiéndose todo lo que se comió, más la velocidad con la que iba siempre respeto a los peatones, por lo menos un punto a su favor.


Por fin estaba sana y salva en casa





entre todos subimos lo que sería mi nueva habitación pero antes la pintamos lo más rápido que pudimos, en 30 minutos estaba lista, la decoración fue de lo más hermosa, era mi nueva vida y estaba todo ordenado.





Vi el reloj de mi pared, marcaba las 7 pm, dios debía de irme inmediatamente o perdería mi cita con Fernando, me bañe y me vestí de lo más rápido y salí corriendo como una ráfaga de viento.







La forma más rápida de llegar según lo que sabía era el metro, cerca del departamento había uno así que solo debía de preguntar la estación que me dejará en la zona alta de la ciudad. Me le acerque a un hombre sentado en un pequeño banco.


-Disculpe, ¿sabrá en qué estación me bajo si voy a la zona alta de la ciudad?- dije con miedo a una mala respuesta o un ataque de vampiros-.


-Ten cuidado, tu estas destinada a morir… tu sangre es dulce como la de él…- dijo el sin mirarme-.


-¿Qué a dicho?- un frio paso por mi cuerpo y temblé del miedo-.


-Ustedes no pueden estar juntos, el esta maldito por la sangre de ella…


-¿De qué me habla?- más miedo sentía-.





El señor se movió levemente ¡gritando alejad de él! y se levanto del asiento de golpe con una cara de asustado.


-¿Disculpe que me preguntaba? Me he quedado dormido esperando a mi hija- Dijo él como si no supiera nada de lo ocurrido-.


-La estación del zona alta del metro…


-Buena vida, se llama la estación, linda noche…





Me alejé de él, hice caso omiso de todo lo que había dicho, él no podía conocer nada de mí, y menos de mi Fernando, así que decidí continuar como si nada. Entre al metro y por primera vez me sentía independiente, estos últimos días todo el mundo me defendía, me cuidaba, hacia por mi y ni siquiera un dedo levantaba, hoy por fin podía decir que me compre algo de mi dinero.





Unos minutos después había llegado a mi destino, ahora sabía en donde me encontraba, estaba cerca del lugar, pero no debía caminar ya que Fernando estaba allí viéndome con esos ojos tan hermosos.





-Hola… - no me dejo terminar la frase cuando sus labios tocaban los míos-.





El solo me señalo el camino, del otro lado había un bar, camine sin decir nada al lugar indicado mientras el indiferente como siempre solo veía todo menos a mí. Entramos y bajamos las escaleras que nos llevaban al sótano del lugar, parecía que hay era el bar de los vampiros, las miradas brillantes del lugar solo observaban mi cuello, estaba rodeada de demonios de la noche.


-Caín veo que traes sangre fresca a nuestro bar- dijo uno de ellos refiriéndose a Fernando-.


-No es para ustedes, es mía solamente, ¡entiendes!- Dijo Fernando echando una mirada asesina-.


-Caín hoy vienes más pesado de lo normal, bueno, solo cuida tu comida…- dijo el hombre marchándose-.





No entendía porque le decían Caín, pero no importaba, estaba con él y nada me pasaría, o eso creía. Me llevo a una de las mesas vacías, nos sentamos mientras todo el mundo me observaba como su comida recién salida del horno, o mejor dicho “sangre fresca”.


-Iré por la bebida, espérame- dijo Fernando dejándome hay sentada como si nada-.





Entre la gente se me acerco un hombre de cabello corto, piel pálida, ojos rojos como la sangre, me hecho una miradita la cual parecía penetrar en mi mente, tome aire intentado salir de aquella situación, se me acerco a mí y lentamente a mi cuello.


-¿Me darías un sorbo de tu sangre?- dijo él en mi oído-.


-Claro pruébala- por primera vez quería que un vampiro tomara de mi sangre-.


-¿Segura?- pregunto el nuevamente en mi oído-.


-Has conmigo lo que quieras- dije picaronamente-.





Fernando se acerco a él y antes de que probará mi sangre me lo quito de encima, ahora si sentía miedo, el muy maldito me había hipnotizado y yo caí como una tonta. El vampiro solo observaba a Fernando con una mirada asesina.


-Aléjate de ella, ¡viene conmigo entendido!, ¡No quiero que nadie se le acerque o se la verán conmigo!- dijo Fernando mientras veía a todos los vampiros-.


-Si yo no hice nada, ella me lo pidió de buena manera, y no me podía negar a una nueva sangre en el lugar…


-Calla bastardo, no quiero verte nuevamente por aquí o te asesinaré sin piedad, no me importa si tengo que asesinar después de tanto tiempo sin hacerlo, si es por protegerla a ella lo arría mil veces- dijo el viéndome a mi-.


-Ya ya no es para tanto…





El cogió mi brazo y me llevo al otro lado del bar, pasamos varios pasillos hasta llegar a una sala solitaria en donde estábamos solo él y yo. Tres velas se encendieron de la nada iluminando un poco.





al final del lugar una cama de color roja se encontraba, me llamaba, y me decía que era el momento de entregarme al amor. Nos besamos a la luz de las velas mientras mi cuerpo sudaba y se encontraba con el de él.




-¿Estás seguro que lo quieres hacer?- dijo él mientras besaba mi cuello-.

-Ni dudes en detenerte- dije besándonos-.

De un momento a otro éramos uno mismo, el y yo, juntos, como siempre lo había soñado.

El dio su último movimiento sintiendo así la terminación de este momento. Habíamos concluido esta noche, ahora éramos parte del otro. Coloque mi brazo sobre su pecho y proseguí a dormir en aquel frio suelo en donde me acompañaba mi único amor. Solo quería estar con él lo que durará la noche entera.


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